Existe una gran variedad dentro de toda la avalancha de títulos sobre zombis/infectados, desde el típico blockbuster como Guerra Mundial Z hasta Maggie, una cinta más intimista. Los zombis dan mucho juego, pueden ser usados como mero entretenimiento o como metáfora de algo que quieras denunciar (consumismo, odio al diferente...), hasta te puedes marcar una comedia romántica zombi como Warm Bodies. El problema está en que no siempre utilizar a los zombis como recurso narrativo acaba funcionando.

Extinction es una película de capital español dirigida por Miguel Ángel Vivas y cuenta con un reparto internacional (todos reconoceréis a Matthew Fox, Jack en Perdidos). Basada en la novela Y pese a todo, de Juan de Dios Garduño, forma parte del particular boom de novelas de zombis vivido en nuestro país y auspiciado por, entre otras, la editorial Dolmen.

La película comienza con un autobús atacado por unos zombis/infectados, que funciona a manera de prólogo. Inmediatamente, la historia nos sitúa nueve años después, en un futuro donde la Tierra vive una nueva era glacial y (supuestamente) ya no hay zombis/infectados; sólo volveremos atrás mediante flashbacks para conocer qué ocurrió entre Jack y Patrick. Porque la película va de eso, de la relación entre estos dos hombres que eran amigos -y ahora ni se hablan- y la hija de uno de ellos en ese futuro postapocalíptico. 
Bienvenidos a Marina d'Or
El porqué y el cómo surgió la epidemia o se enfrió el planeta es lo de menos, forma parte del paisaje y se utiliza de excusa para contar otra historia. Es esa historia que quiere contar, la de la soledad después del apocalipsis, el aislamiento, la paranoia... lo que no funciona. Los personajes te los tienes que creer y te tienen que importar, y en Extinction, no despiertan interés ninguno. Ni te importa lo que haya sucedido entre ellos. Tampoco la ambientación ayuda, con esa nieve que parece de corchopán. Los zombis, que han evolucionado para adaptarse al clima frío, al igual que el personaje interpretado por Clara Lago, sólo sirven de excusa para conducir a uno de los personajes a su redención. El motivo por el que no funciona la película es que, como decía antes, todo lo que le sucede a los personajes te acaba dando un poco igual.