'Banshee': la última bala

Banshee se despide como llegó: sin hacer mucho ruido. No es Perdidos o Juego de Tronos. Lo que empezó en 2013 sin muchas ambiciones, se transformó en una serie con un mundo propio y unos personajes con carisma e idiosincrasia. En cierto modo, también anticipó o ayudó a popularizar una cierta manera de afrontar las escenas de acción, donde la serie nos ha regalado escenas memorables y mucha sangre, a la altura de las mejores.

Esta cuarta temporada ha tenido mucho de epílogo, de recolocar las piezas para decir adiós. Son varios los hilos argumentales en esta última temporada: el rescate de Job, los fantasmas de Hood, la venganza de Carrie, los problemas de Proctor, el asesinato de Rebecca... Todas las tramas se han resuelto en un final que ha situado a sus personajes en otra etapa vital.

La serie cierra las historias de los personajes de una manera coherente con sus tramas. Proctor encuentra el final que merece, igual que la historia de su sobrina, cuya muerte es hilo conductor de varias tramas esta temporada, también tiene un final. Hood sigue en el camino, Brock ejerce su papel de sheriff, Carrie se pone en paz con su pasado... Cada uno, a su manera, dice adiós y empieza otra nueva etapa.

Sin ser excesivamente dramático, es verdad que el final no es un final feliz. Cabría esperar algo más edulcorado o más sangriento, pero la serie se despide con un regusto amargo. No buscan el golpe efectista de matar a un personaje querido, pero tampoco dejan que salga indemne de estos cuatro años en Banshee.


'The 100': una tercera temporada de menos a más

The 100 es una de esas series en las que a priori uno ya sabe qué se va a encontrar. Emitida por The CW, la serie está basada en una trilogía literaria juvenil, de las tantas que intentan imitar (sin éxito) Los juegos del hambre. Esta combinación, cadena de televisión muy de nicho adolescente y trilogía literaria anodina, no presagiaban nada bueno. Y, sin embargo, su primera temporada sorprendió. Aunque con concesiones, se despegó de lo que era habitual en The CW y de la trama del libro, añadiendo matices propios. De matrícula fue su segunda temporada, que amplió aún más el universo de The 100.

Esta tercera temporada ha ido de menos a más. Ha intentado ampliar el universo de The 100, sobre todo introduciendo la Nación del Hielo y conociendo más a los terrestres. Las divisiones internas con Pike, la Ciudad de la Luz, la evolución de personajes como Bellamy... Ahí ha residido el fallo, en querer abarcar mucho en unas tramas que han avanzado buena parte de la serie sin encontrarse. El mejor ejemplo es el de ALIE y la Ciudad de la Luz.

La revelación de la otra inteligencia artificial, la que pasa de comandante en comandante, y la búsqueda de una huésped para alojarla, ha dado coherencia y unidad interna a la temporada. En el capítulo polémico donde se revela este secreto, con la muerte de Lexa, todas las tramas confluyen y ALIE y la Ciudad de la Luz se convierten en el verdadero enemigo. Clark, como en las dos temporadas anteriores, tendrá que tomar una decisión nada fácil. También conocemos más el trasfondo de la historia de The 100 y el motivo por el que la humanidad casi se extingue.

Una vez más, y pese a los problemas iniciales, The 100 demuestra que es mucho más que una serie para adolescentes. Los personajes se enfrentan a decisiones y dilemas morales complicados, y la serie es coherente con ellos. La de Clark es afrontar el dolor, no ignorarlo para vivir en esa especie de Matrix que ofrece ALIE. Esta decisión marcará la próxima temporada, en la que tienen que conseguir parar otro apocalipsis.




'Hijos de los hombres': el futuro está a la vuelta de la esquina

Hijos de los hombres es una película distópica basada en el libro del mismo título de P. D. James. Dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, es uno de esos extraños casos en los que la adaptación supera a la obra original. También ayuda el hecho de que la novela de James no sea gran cosa. Cuarón sólo ha tenido que coger la buena materia prima que ya había y pulirla hasta sacarle brillo.

Hijos de los hombres está ambientada en un futuro cercano, el Londres de 2027, donde todas las mujeres son estériles y no nacen más niños. El ser humano, condenado a la extinción sin saber por qué, ha hecho del mundo un infierno arrasado por las guerras y la contaminación. Sólo hay una nación que todavía sigue en pie, el Reino Unido, que con un gobierno autoritario todavía es capaz de mantener el orden en sus fronteras.

Theo Faron es el protagonista, un antiguo activista que se ve envuelto en una trama por proteger a la primera mujer embarazada en años. Entre antiguos amores, terroristas y el gobierno, Theo volverá a creer en la causa del ser humano y hará todo lo posible por proteger a esa mujer y a su bebé.

Aunque no es su única función, la distopía actúa como una pequeña o gran deformación de nuestra realidad para advertirnos del futuro que nos espera si seguimos por el mismo camino. En ese sentido resulta desolador ver cómo tratan a los refugidos en la película, algo que debería ser de ciencia ficción se ha convertido en una realidad: hoy hay seres humanos que mueren en las fronteras de la Unión Europea y los gobiernos no hacen nada para evitarlo. Asusta ver con qué facilidad el ser humano se habitúa a estas cosas.




'Merlín': el origen de los mitos artúricos

Aunque Merlín no tiene la fama que sí tienen otras series de la BBC, sin hacer mucho ruido llegó hasta la quinta temporada. Por el tono, más familiar que otras producciones de la misma cadena, está emparentada con otro clásico de la BBC: Doctor Who. A diferencia de ésta, Merlín sí tenía un final, haciendo imposible alargar indefinidamente la historia.

Merlín se centra, a su manera, en el origen del mito artúrico, con un joven Merlín que llega al Camelot del rey Uther y con un Artúro que todavía es príncipe. La prohibición de la magia hecha por Uther, castigada con la muerte, obligan a Merlín a ocultar su condición de mago. Esta doble personalidad, donde una identidad es secreta, acerca a Merlín a las clásicas historias de superhéroes.

Es una serie de aventuras familiar, donde a veces tienen cabida elementos de fantasía. Por ello no se le puede pedir una fidelidad absoluta al tema que trata, utilizando la materia de Bretaña, las leyendas artúricas, como mera inspiración y excusa para contar otras cosas, como el camino del héroe emprendido por Merlín. Ese desarrollo y aprendizaje de Merlín (en menor medida Arturo) es uno de los temas centrales de la serie: de ser un patán don nadie a poderoso mago del rey.

El final no podía ser otro que la muerte de Arturo, algo en lo que la serie sí es fiel. Podían haber buscado un final feliz, pero hubieran desvirtuado el espíritu de la serie; eligieron ser coherentes con la historia que estaban contando. Merlín es la serie que sin hacer ruido y sin grandes pretensiones nos acompañó durante cinco temporadas, entretenida y con un final a la altura.

'Vikings': la calma después de la tormenta

Tras diez capítulos, Vikings se va de parón hasta nuevo nuevo aviso. En esta cuarta temporada History Channel ha ampliado el número de episodios a veinte, diviendo la temporada en dos partes. No es de extrañar este moviemiento por parte de la cadena, que aunque se prodiga poco en la ficción, con esta serie ha dado en el blanco, siendo un éxito de crítica y público.

Esta cuarta temporada está siendo la de transición: Ragnar ya no es el de antes, y todo a punta a que va a ceder el protagonismo a sus hijos en la segunda mitad de temporada. Ya queda poco del intrépido Ragnar que gracias a su ingenio consiguió ser rey. Todos los errores cometidos y la edad le pasan factura. También vivimos la traición definitiva de su hermano Rollo, tal como estaba profetizado. Convertido en duque, defiende París de sus compañeros vikingos. Ecbert sigue haciendo de las suyas en Inglaterra, demostrando que es el mejor conspirador de toda la serie. Cada intriga, es un triunfo. Lagertha cumple su venganza y ve como la profecía, no dar a luz a más hijos, se cumple. Bjorn sigue en inmerso en el camino del héroe.

Uno de los peros más importntes de esta temporada ha sido la coralidad y la multiplicidad de escenarios, algo normal teniendo en cuenta que esta temporada tiene el doble de capítulos que las anteriores. Ha tenido que dedicar bastante tiempo a colocar las piezas y a ampliar un universo ya de por sí bastante grande. Si antes todas las tramas tenían alguna conexión y confluían en algún punto, esto ya no es así.

Buena primera tanda de episodios de una serie que sigue creciendo en cada temporada. Aún está por ver que esta transición, la de Ragnar a sus hijos, sea un éxito. Los creadores ya han dicho que el final para ellos, sis tienen libertad creativa, es el de los hijos de Ragnar llegando a América. Todavía queda mucho trecho por recorrer.

'Hap and Leonard': pulp y aventuras ochenteras

Hap and Leonard, la serie basada en las novelas de Joe R. Lansdale que ha estrenado SundanceTV, ha tenido muy buen recibimiento, tanto por parte de público como sobre todo de crítica. Son las buenas críticas lo que ha empañado un primer acercamiento a la serie, con análisis demasiado sesudos, queriéndola comparar con algo que no es. Sí, está muy bien hecha, sí, también es muy entretenida, pero no tiene las dobles o triples lecturas que algunos le han querido atribuir.

Esta primera temporada adapta la primera novela de la saga creada por Lansdale. En el pueblo ficticio de LaBorde, en Texas, malviven Hap Collins (James Purefoy) y Leonard Pine (Michale K. Williams), que forman parte de esa clase media proletarizada que malvive a base de trabajos precarios. Hap fue un insumiso en los sesenta, y Leonard un veterano que combatió en Vietnam. Ambos tienen una historia común que los une desde la infancia: el accidente en el que pierden a sus padres por culpa de un niño rico borracho. Cuando vuelve a aparecer la exmujer de Hap, Trudy, todo se complica para ambos. La promesa de un tesoro, antiguos izquierdistas y dos psicópatas con ganas de fiesta será el cóctel que se agite en esta primera temporada.

En la presentación de los personajes son muy importantes los flashbacks, que a modo de puzle completan la historia de su pasado. De Leonard sabemos que tras perder a su padre es acogido por su tío, que desprecia a Leonard por su condición de homosexual. También conocemos el pasado de Hap, activista en los sesenta reconvertido en cínico tras el abandono de Trudy y su paso por la cárcel por insumiso.Será este trío protagonista el que cierre veinte años después una historia que dejó muchas heridas sin cicatrizar.

Una de las mejores cosas de esta primera temporada es la relación entre Hap y Trudy. Hap es un hombre bueno pero de vuelta de todo, cínico. Trudy sigue siendo igual de idealista pero más pragmática. «La causa», como ella dice, parece que está por encima de todo. A lo largo de la trama vemos como ambos personajes acaban por converger en un punto medio: Hap recupera cierto idealismo y Trudy se aleja del pragmatismo.  

Seis episodios que se hacen pocos en una primera temporada excepcional, con una presentación de personajes y escenarios que nos hacen desear que llegue pronto la siguiente aventura de estos dos antihéroes. 

'El hombre que pudo reinar': la mejor película de aventuras

John Huston, director de clásicos como El tesoro de Sierra Madre, Cayo Largo o El halcón maltés, adaptó el relato de Rudyard Kipling El hombre que pudo reinar. Huston, que ya había adaptado a Tennesse Williams, Dashiell Hammett y Herman Melville, se atrevió con el libro de Kipling, que tan bien reflejado está en su película.

La película cuenta con un reparto excepcional, donde destacan dos nombres propios de la historia del cine: Sean Connery y Michael Caine, los dos actores protagonistas. No es extraño que citen la película de Huston como la mejor de su carrera. Ambos están grandiosos interpretando el papel de sus vidas, y teniendo en cuenta la larga trayectoria que tienen a sus espaldas, eso es mucho decir.

El hombre que pudo reinar narra la historia de dos ingleses, Peachy Carnehan y Daniel Dravot, dos aventureros buscavidas en la India Británica. Hartos de su vida de contrabandistas, deciden hacer fortuna partiendo al lejano reino de Kafiristán, donde esperan poder convertirse en reyes y amasar una gran fortuna. El hilo conductor de la historia es Carnehan, que relata lo sucedido en Kafiristán a Kipling, periodista en Lahore y masón como él.

Dos perdedores, dos antihéroes, son los protagonistas de uno de los mejores títulos de aventuras. El ascenso y caída (literal) de los protagonistas por culpa de la ambición, la química entre los protagonistas y la excelente factura técnica configuran el paradigma de lo que debe de ser una película de aventuras: entretenida, apasionante y bien hecha.

'Christine': Carpenter adapta a Stephen King

Son incontables las adaptaciones que se han hecho para cine y televisión de la obra narrativa de Stephen King. Entre estas adaptaciones, hay de todo: auténticas joyas como Cadena Perpetua o La milla verde y otras películas que es mejor olvidar. Christine, dirigida por John Carpenter en 1983, es de las menos conocidas. No llega al nivel de La zona muerta, protagonizada por Christopher Walken y dirigida por Cronenberg, que también se estrenó ese mismo año, pero es una película muy entretenida y bien hecha.

Basada en la novela de mismo título de Stephen King, Christine es el nombre de un viejo Plymouth Fury con una caraterística peculiar: dentro de él, se aloja el mismo diablo, poseyendo y llevando a la locura a sus propietarios. Arnie es el típico empollón de instituto de película americana con madre sobreprotectora. Sufre acoso escolar por parte de varios matones y es invisible para el sexo contrario. Cuando compra el viejo Plymouth, se transforma en otra persona.

Con un metraje que se acerca a las dos horas, hay algunas escenas que se podrían haber recortado o eliminado para hacer la película más ágil en algunos tramos. Aún así y pese a no ser la mejor obra de Carpenter, tiene unas cuantas escenas memorables. También destaca el buen hacer de Carpenter detrás de la cámara, los efectos especiales y una banda sonora de clásicos del rock and roll.

Stephen King tiene varios libros sobre adolescentes; uno es Carrie, con esa visión sobre la adolescencia femenina tan dura, y otro es Christine, la versión masculina. La evolución de Arnie a lo largo de la película es lo mejor de la historia. Christine no es una de las mejores películas de Carpenter, tampoco es de las mejores adaptaciones de Stephen King, pero es un buen ejemplo de cine ochentero.


'Eleventh Hour': tras la estela de 'Expediente X'

Eleventh Hour, la serie creada por Jerry Bruckheimer (CSI), sigue la estela de otra de las grandes series contemporáneas: Expediente X. El fenómeno desatado por Expediente X fue tal que muchas intentaron seguir su camino. Sólo hay que recordar Fringe, que si bien acabó desarrollando toda una mitología detrás de su historia, el comienzo recordaba descaradamente a Expediente X.

Eleventh Hour, estrenada en 2008 por la CBS, es un remake de una serie británica de título homónimo estrenada un par de años antes. Si la segunda, como buena serie británica, no pasó de una temporada de cuatro episodios, la versión estadounidense tuvo que conformarse con una única temporada de 18 capítulos antes de ser cancelada.

La serie narra la historia de Jacob Hood, un científico asesor del FBI, y Rachel Yooung, agente del FBI encargada de la seguridad de Hood. Los dos se dedican a investigar casos donde la ciencia tiene un peso importante. Si Fringe, estrenada el mismo año, se decantaba más por la fantasía y la ciencia ficción, Eleventh Hour basaba sus casos en especulaciones científicas reales, aunque también había elementos sobrenaturales que lo acercaban a Expediente X.

La serie fue cancelada al final de la primera temporada tras dejar tras de sí 18 interesantes capítulos. Quizá si le faltó algo, fue una trama serializada que enganchara al espectador. Al ser procedimental, a caso por capítulo, no dio tiempo a encariñarse mucho con los personajes. No es Bones, ni El mentalista, tampoco Expediente X o Fringe, pero cumple su propósito, que es entretener.


Golpe en la pequeña China: divertirse sin sentirse culpable

De todas las películas de John Carpenter Golpe en la pequeña China es la más divertida. Quizás otros títulos funcionen mejor en otros aspectos, pero Golpe en la pequeña China es la comedia más divertida y mamarracha de Carpenter. Los ochenta fue la década de oro de Carpenter. Firmó trabajos como La cosa o La niebla, clásicos ya del cíne de terror, y otros más variados como Starman o Están vivos. Títulos muy variados todos ellos que conforman una filmografía única y espectacular.

Golpe en la pequeña China es la historia de Jack Burton, un camionero que llega a San Francisco y que sin quererlo ni beberlo se ve inmerso en una delirante aventura con ninjas, magos y otros monstruos, todos controlados por el misterioso Lo Pan, un mago inmortal que los gobierna a todos desde hace más de dos mil años.

La película fue un fracaso en taquilla y se llevó numerosas críticas negativas. El entretenimiento que proponía Carpenter, algo lúdico sin más aspiraciones, no fue entendido en su época. Incluso ahora hay quien llega a calificarla de placer culpable, como si por disfrutar de una película hecha para tal fin fuese algo reprobable.

Para disfrutar de la película no hace falta pensar en su argumento, que es una huída hacia delante desaforada. Entretenimiento puro y duro de la mejor calidad.


'La invasión de los ultracuerpos' (1978): la individualidad que desaparece en la masa

Parece que los remakes en el cine son cosa de ahora, pero viene de lejos. La invasión de los ultracuerpos es ejemplo de ello. Estrenada en 1978, es el remake de un clásico dentro del género: La invasión de los ladrones de cuerpos, dirigida por Don Siegel en 1956. Basadas ambas en la novela de Jack Finney, no han sido las únicas películas que se han fijado en la obra de Finney. Casi cada década tiene una reinterpretación de su novela. La clave seguramente esté en las múltiples lecturas que ofrece la obra, siendo posible interpretarla de una manera y de la contraria, riqueza esta que han aprovechado muchos directores de cine.

La película se inicia con la imagen de unos organismos que viajan a través del espacio hasta llegar a nuestro planeta. Caen con la lluvia y se desarrollan como plantas, capaces de replicar cuerpos humanos que sustituyan a sus originales humanos. Se trata de una invasión en toda regla, silenciosa pero eficaz. 

La alegoría va variendo según  el remake, pudiendo significar una cosa u otra. En esta versión la crítica política pierde terreno en favor del terror puro y duro, aunque está clara la alusión a la alienación que suponen las grandes ciudades. La ciudad como espacio hostil. Las réplicas que sustituyen a los humanos son seres despersonalizados, sin sentimientos, todos muy parecidos unos a otros por esa falta de empatía y de ego.

La película dirigida por Philip Kaufman cuenta con un reparto de rostros conocidos: Donald Sutherland, Leonard Nimoy y un entonces desconocido Jeff Goldblum. Es uno de los motivos, además de su impecable factura técnica, por los que ha resistido tan bien el paso del tiempo. Además se permite el guiño de incluir al protagonista de la película de Don Siegel, Kevin McCarthy, y al propio Don Siegel haciendo unos cameos.

Los protagonistas son perseguidos por infectados que quieren sumarlos a la masa despersonalizada de la que forman parte. Esa lucha por la propia individualidad, les lleva a la paranoia y la desconfianza. La invasión de los ultracuerpos es una cinta capital dentro del género del terror, redefiniendo los miedos de una nueva generación y su imaginario colectivo. 





'Esfera': Michael Crichton y la naturaleza de la imaginación humana

Michael Crichton fue uno de los grandes autores de best-sellers de la segunda mitad del siglo XX. Conocido y reconocido en todo el mundo, es el autor de algunas de las novelas de especulación científica más leídas de las últimas décadas. Gran parte de su obra ha sido llevada al cine, donde destaca, por encima de cualquier otra daptación, Parque Jurásico. Esfera, que fue publicada en 1987, fue adaptada por Barry Levinson en 1998.

En Esfera, Michael Crichton narra el posible primer contacto humano con una inteligencia extraterrestre. Un grupo de científicos es trasladado a una zona aislada del océano Pacífico donde se ha descubierto una nave espacial de origen desconocido. Sumergida bajo el mar, el ejército ha construido una base en el lecho marino para explorar la nave. Allí será trasladado el grupo de científicos encargados de establecer el primer contacto. La sorpresa que se llevan es mayúscula al descubrir que la nave espacial es de origen humano y viene del futuro.

Michael Crichton siempre fue muy consciente de lo que escribía y del proposito que le guiaba para hacerlo. Nunca quiso encasillarse dentro de la ciencia ficción, un género minoritario, aunque siempre estuvo bordeando el género. El tecno-thriller, del que es máximo exponente, se caracteriza por desarrollar una trama donde mezcla acción y especulación científica, siempre en un futuro cercano.

Esfera, partiendo del high-concept, es la novela de Michael Crichton sobre la naturaleza de la imaginación humana. Partiendo de una premisa muy atractiva, la obra combina distintas disciplinas científicas en una intriga psicológica que enseguida te atrapa como lector. De estilo ágil y sencillo, sin manierismo ninguno, Crichton también se ocupa de cierta divulgación científica, que en ningún caso supone una rémora. Un buen entretenimiento.

'Solaris': Stanislaw Lem trascendiendo el propio género

Solaris es la obra más conocida del autor polaco Stanislaw Lem y una de las obras más importantes dentro del género de ciencia ficción y de la literatura moderna. También, aunque reúne muchos de los elementos que caracterizan a la obra de Lem, es una novela que se aleja, en parte, del tono de otras novelas suyas. El carácter más reflexivo, que lo acerca a una novela de ideas o de filosofía, está más acentuado en Solaris.

Solaris ha sido adaptada al cine en tres ocasiones: existen dos adaptaciones soviéticas, una de 1968 bastante desconocida, la "famosa" de Andréi Tarkovski de 1972 (como respuesta a 2001: Una odisea en el espacio de Kubrick) y la más reciente de 2002 dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por George Clooney. Ninguna de las tres llega a ser una adaptación fiel de la novela de Lem.

La obra narra la historia de un contacto entre seres humanos y alienígenas. En este caso, «el otro» no tiene forma antropoforme; se trata de un planeta, Solaris, formado por un océano protoplásmico que está dotado de inteligencia. El protagonista o hilo conductor de la novela es Kris Kelvin, psicólogo que llega a Solaris para investigar qué es lo que sucede en el planeta. Lo que explora Lem en la novela, uno de sus temas recurrentes, es la imposibilidad de comunicación entre esta inteligencia y la nuestra. Somos tan diferentes que es imposible que lleguemos a entendernos y comprendernos mutuamente. También está presente el límite de lo humano y lo que nos hace humanos. Hay cosas que escapan a nuestra comprensión y también hay características, como la inteligencia, que no tienen por qué ser un rasgo sólamente humano.

Lem disecciona con precisión quirúrgica algunos temas que hace que trascienda el propio género. La reflexión profunda sobre el significado de ser humano y el tratamiento que hace del primer contacto alienígena lo situan en otro plano. Si ya es injusto considerar algunos géneros dentro de la literatura como menores, todavía es más injusto considerar Solaris sólo y exclusivamente como una obra de ciencia ficción. Pausada, reflexiva, quizás no sea una lectura ligera, de las que entran fácil, pero el esfuerzo merece la pena.


'Primer amor, últimos ritos': el amor de Ian McEwan

Primer amor, últimos ritos, publicado en 1975, es el primer trabajo del autor inglés Ian McEwan. Más conocido como novelista, sobre todo con la publicación de Expiación en 2001, Primer amor, últimos ritos es uno de los dos libros de relatos que ha publicado el autor. También ha escrito dos libros infantiles.

El libro está compuesto por ocho relatos, todos breves e intensos. El despertar sexual, el erotismo, los traumas sexuales y diversos temas considerados tabú en la literatura y en la sociedad (incesto, pedofilia, etc.), están presentes en los relatos, generando una tensión narrativa que siempre está a punto de estallar, como una epifanía que nunca llega.

Por la temática que trata, el autor se ganó el sobrenombre de «macabro». Otros autores, antes y después, han abordado temas considerados tabú. Si el sexo, como tal, ya es algo sobre lo que no se habla o no se suele hablar mucho, sobre todo hace unas décadas, hay que tener en cuenta el contexto de la obra: la sociedad de los años setenta no es la sociedad actual. No hay muchos autores que se hayan atrevido a tratar los temas que ha tratado McEwan.

McEwan no sólo busca el impacto en el lector o lectora, perturbar o desasosegar con temas macabros, sino que también existe una reflexión y un cuestionamiento de lo que se entiende por amor y sexo. Escribir sobre lo que nadie osa escribir por repugnante no significa defenderlo o justificarlo, sólo mostrar algo que existe para analizarlo y desmontarlo. Existen muchos deseos: uno alienante, otro enfermo, otro liberador... se trata de examinarlos, ponerles luz para diseccionarlos. Esa es la labor del escritor y la función de Primer amor, últimos ritos.

'Wayward Pines: El paraíso': el libro-guión de Blake Crouch

Wayward Pines: El paraíso es el primer libro de una trilogía que inspiró la serie de televisión estrenada el verano pasado por FOX. Escrito por Blake Crouch, la cadena de televisión FOX compró los derechos de la obra. La serie, que empezaba con un magnífico episodio piloto que recordaba mucho a Perdidos, fue perdiendo fuelle en todos los sentidos: malas críticas y una historia que no iba a ninguna parte. Tras ser cancelada  por FOX, la cadena la recuperaría medio año más tarde anunciando una segunda temporada para el verano de 2016.

La novela empieza con el accidente de Ethan Burke, agente de los servicios secretos que se encaminaba a Wayward Pines para investigar los extraños hechos que suceden en la localidad. Sin dinero, sin documentos que acrediten su identidad y totalmente desorientado, se dará cuenta de que no todo es lo que parece en Wayward Pines. A partir de aquí, de un planteamiento inicial muy atractivo y que engancha, la novela se desinfla. Es en gran medida lo que le pasó a la propia serie de televisión: una vez descubierto el giro argumental, la historia pierde interés. También es el momento en el que la serie de despega del libro, al menos un poco, para explorara y buscar su propia identidad: no lo consigue.

La primera parte de la novela, la que se centra en el desconcierto de Ethan Burke, el protagonista, sobre las cosas que están sucediendo a su alrededor, es la más entretenida, pero desafortunadamente lo que sigue a esa primera parte baja mucho el nivel. La novela es una de estas obras escritas para ser adaptadas, casi más un guión novelazado que una novela propiamente dicha. Sucede sobre todo en la literatura juvenil, donde la búsqueda de un nuevo Harry Potter o unos Juegos del hambre ha supuesto una avalancha de títulos imitando estas dos obras. Wayward Pines: El paraíso es una novela que no consigue despegarse de esa sensación, de la búsqueda de un nuevo Perdidos.

Hay ejemplos contrarios a los sucedido con Wayward Pines: El paraíso, como el caso de The 100. La novela de Kass Morgan sirvió para inspirar la serie de televisión de título homónimo. The 100, la serie, supera en todo a la novela. Wayward Pines, la serie de televisión, tiene otra oportunidad este verano. La novela no pasa de entretenida; la serie, podría ser mucho más.

'American Gangster': la guerra de las drogas

American Gangster es probablemente una de las mejores películas que el director británico Ridley Scott ha dirigido en la última década, de lo mejor de su producción filmográfica junto a Alien, el octavo pasajero, Blade Runner y Gladiator. También se trata de una película que huye de la espectacularidad  del cine de Hollywood, algo que por sí no es malo y que ha caracterizado a muchas de las películas de Scott.

La película, con una estructura binaria, narra la historia del narcotraficante Frank Lucas y del policía incorruptible que le persigue, Richie Roberts. En cierto sentido, es un poco como la serie The WireAmerican Gangster no es un drama con la excusa de las drogas de fondo, sino que afronta el problema de las drogas y lo presenta como algo estructural. Es el dinero que mantiene engrasado el sistema económico.

De fondo está la Guerra de Vietnam, como hilo conductor y vertebrador de la historia. Lucas es un mafioso que aprovecha la muerte de su jefe para sustituirle y convertirse en el rey de la heroína durante los años sesenta y setenta. Importa directamente la heroína del sudeste asiático y mediante sobornos logra introducirla en EEUU oculta en los féretros de los soldados muertos. Policías, políticos, jueces, ejército, periodistas... todos están en nómina, convirtiendo el problema de las drogas en algo estructural.

El final, como en el cine negro de la Gran Depresión, tiene un mensaje moralizante. A forma de epílogo o coda, se narra la redención de Lucas, que tras su caída ayuda a encerrar a buena parte de los policías corruptos de Nueva York. Aunque el final es muy made in Hollywood, no empaña para nada el resto de la película. Las buenas historias siempre funcionan bien.