'The Walking Dead': Negan, el alfa y el omega

The Walking Dead llega al final de su séptima temporada y se empieza a notar demasiado la falta de ideas. Todo este proceso viene de mucho antes. Ya la anterior temporada generó sensaciones encontradas, con esa muerte/no muerte de Glenn que alargaron hasta el infinito.

Esta séptima temporada contaba con el factor Negan, el supervillano del cómic de Kirkman. El personaje, interpretado por Jeffrey Dean Morgan (Winchester padre), ha sido el elemnto estrella de esta temporada, tanto para bien como para mal. Y es que es muy difícil trasladar a la pantalla un personaje tan peripatético y exagerado como el Negan del cómic sin llegar a caer en el ridículo. El final de la sexta temporada se enfocó como la presentación de Negan, jugándoselo todo a una carta. La resolución final de esa presentación no llega a estar a la altura de lo esperado, precisamente, por previsible.

The Walking Dead vuelve a repetir la fórmula ya conocida de separar a los personajes principales para unirlos en la lucha final. Rick vuelve a estar contra las cuerdas y nuevamente resurge de sus cenizas. Lo mismo sucede con Carol, Daryl... Al final Negan no ha sido el revulsivo esperado, que empuje a los personajes un poco más allá, y se ha convertido en otro Gobernador más, el malo de final de nivel que hay que superar para pasar a la siguiente fase.

Sin llegar a ser aburrida (por dios, que hay zombis), The Walking Dead vuelve a caer en esquemas repetidos y en golpes de efecto gratuitos. Esperemos que la próxima temporada remonte y no desaprovechen a Negan. ¡No queremos otro Terminus!

'Legion': confusión mutante

Legion es una serie de superhéroes basada en uno de los personajes de cómic de la editorial Marvel. Si en el cine hay una saturación de películas basadas en superhéroes, empieza a suceder lo mismo en la televisión. Desde series más ligeras como The Flash, Supergirl o Arrow hasta las más "nolanianas" Daredevil y Jessica Jones de Netflix. Dentro de este gran abanico existente, Legion juega la baza de ser algo diferente. Y lo consigue.

Legion es la historia de David Haller, un poderoso mutante diagnosticado de esquizofrenia a muy temprana edad. En un principio, David desconoce sus poderes y achaca todos sus males a la enfermedad. Esta primera temporada narra el despertar de David y el tratamiento de su "enfermedad".

La serie innova en cuanto a la forma, convirtiendo lo visual en su punto fuerte. El talón de aquiles está en el fondo. A las series de superhéroes de Netflix se les achaca un exceso de metraje, con trece capítulos por temporada que se hacen demasiado largos. Legion, con una primera temporada de ocho capítulos, tiene tramos donde el único interés está en lo visual, con una trama que no avanza. este caer en lo contemplativo recuerda a otras series como Hannibal, con esos planos donde se recreaba hasta el infinito la escena de un crimen, o con la reciente Outcast, con problemas similares. Algo parecido pasó con la británica Utopia, que visualmente era atractiva pero cuya trama se desinfló con el paso de los capítulos. Lo que ha contado Legion en esta primera temporada no da para ocho capítulos.

Aunque es evidente que el personaje es un superhéroe, Legion se ha encargado de dejar claro que la temática sólo es una excusa para ofrecer algo distinto.

'13 Reasons Why': Netflix y la nostalgia

Antes del streaming y del VOD (vídeo bajo demanda) las cadenas de televisión se centraban en nichos determinados. Había dramas para todos los públicos, comedias para todos los públicos, series juveniles, de ciencia ficción... Cada cadena, con alguna pequeña excepción, tenía lo suyo. Los tiempos cambian y aunque la televisión tradicional, como los periódicos editados en papel, no se ha ido del todo, sí está en retirada. Netflix inunda las parrillas de todo el mundo. Da igual la calidad o el género, así que no es raro que entre toda esa cantidad de series se cuelen algunas que destacan por encima de la media. 13 Reasons Why es una de ellas.

La serie comienza unas semanas después del suicidio de Hannah, la principal protagonista de la serie. La trama gira alrededor de ella y de su vida explorando los motivos que la llevaron a tomar una decisión tan drástica como quitarse la vida. Antes de suicidarse, Hannah graba varias cintas de casete donde cada cara de las cintas lo dedica a una persona. Estas cintas pasan en cadena a cada una de estas personas, generando una cadena de acontecimientos bastante imprevisible. El otro protagonista de la serie es Clay, compañero de Hannah que todavía no acaba de asumir que su amiga se quitó la vida. Es a través de Clay y de la escucha de las cintas como cocnocemos a Hannah y sus relaciones con los demás personajes.

La serie, aunque ambientada en el presente, tiene un toque de nostalgia bastante bien llevado. No son sólo las cintas de casete, que quedan como detalle o curiosidad, sino la increíble banda sonora que acompaña a la serie. Desde clásicos de The Cure y Joy Division hasta bandas más actuales como The Kills, pasando por Neil Young, Status Quo, Echo & the Bunnymen... Por comparación, Stranger Things, otra de las series de Netflix, resultaba, o así me lo pareció, poco sutil en todas estas referencias, y eso que estaba ambientada en los ochenta.
Otro de los aciertos de la serie es el retrato que hace de la adolescencia y del acoso escolar. No es Skins, ni lo pretende, pero sí se acerca bastante a un relato fidedigno de esa etapa de la vida. Sin caer en el costumbrismo, la narración de Hannah sí es una sucesión de pedacitos de vida conectados por la tragedia de su suicidio. Se mueve por unos grises nada habituales en una serie de este tipo, planteando temas como la cultura de la violación, asumida por buena parte de la sociedad, o un tipo de acoso escolar más sutil y menos visibilizado que es la violencia machista en sus formas más aceptadas. Aparecer en una lista como "el mejor culo" del instituto, algo en apariencia inocente para alguno de los protagonistas de la serie, pone en la diana a Hannah, que ya sufría otros problemas de acoso escolar.

Por poner un pero a la serie, Dylan Minnette, el actor que protagoniza a Clay, el amigo de Hannah, me sigue pareciendo insufrible. Ya me pasaba en otras series donde aparece este actor, pero en 13 Reasons Why, con su papel protagonista, se hace más inaguantable. Si el tono de la serie siempre es la contención, emociones que no llegan a romper del todo y que por ese motivo generan una tensión dramática que sustenta la serie, Minnette se pasa de intenso. En cualquier caso, y pese a lo asesinable que es Minnette en pantalla, 13 Reasons Why es una serie que engancha y que deja reflexiones interesantes sobre la mesa.

'Arrival': la importancia de estudiar idiomas

El cine siempre ha dado muy buenas películas de ciencia ficción, pero es verdad que los últimos años estamos asistiendo a un auge de este tipo de películas y además dotadas de gran presupuesto. Arrival, La llegada en España, es un ejemplo de esto. Además, podemos considerar a Arrival dentro del subgénero de la ciencia ficción más reflexiblo, de ideas... más filosófico en definitiva. Ejemplo de esta ciencia ficción está por supuesto 2001: una odisea espacial, pero también Contact, The Man from Earth, Moon y hasta Another Earth.
Bienvenidos a Silent Hill, visitantes
Cuando doce naves extraterrestres con forma de boina llegan a la Tierra los países ponen a sus científicos a trabajar para averiguar sus intenciones. Louise Banks es una experta lingüista a la que se le encomienda la tarea de comunicarse con los extraterrestres. Este punto de partida ya demuestra que la película no es otra de marcianitos al uso, donde los extraterrestres hablan un correcto inglés. En Arrival el problema del primer contacto se aborda de una manera realista. Louise se pasará toda la película intentando descifrar el lenguaje de los recién llegados e intentando poder comunicarse con ellos.
Una boina sobrevuela Montana
[SPOILERS] El truco de la película está en el flashback sobre la vida de Louise y su hija del principio, que no es un flashback. Louise descubre que el lenguaje de los extraterrestres modifica su estructura de pensamiento y de percibir el tiempo. Ellos no conciben el tiempo de manera lineal, como los seres humanos. Para ellos es un todo. Arrival basa su premisa en que la inmersión en un lenguaje cambia nuestra manera de pensar y modifica nuestro cerebro. Es así como Louise consigue viajar al futuro a través de esa nueva percepción, el regalo que nuestros visitantes hacen a la humanidad. Y es donde está el truco de la película muy bien utilizado por Denis Villeneuve: los recuerdos del pasado que tiene Louise sobre su hija durante toda la película no son tales, sino pequeñas escenas del futuro que todavía no ha vivido. Por eso la sucesión de escenas al principio es tan engañosa, ya que nos hacen pensar que Louise ha perdido a su hija y a su marido cuando es justo al contrario: todavía no los ha conocido. La metáfora de la película es el nombre de su hija: Hannah. Un palíndromo. Así, la película funciona como otro palíndromo. El principio es el final y el final el principio.

'Star Trek Beyond': llegó el equilibrio a la saga

Star Trek Beyond es la tercera película de Star Trek desde el reinicio de la saga en 2009. J. J. Abrams cede el testigo a Justin Lin, que lo más destacado que había dirigido hasta el momento es un par de secuelas de Fast & Furious.

En esta nueva película de Star Trek el capitán Kirk y la tripulación de USS Enterprise tendrán que hacer frente a una nueva amenaza. Una raza alienígena más avanzada tecnológicamente amenaza con acabar con todo. Krull, interpretado por Idris Elba, es el líder de esta, aparentemente, nueva raza, dejando claro que no sabe escoger papeles. No es que actúe mal, es que vuelve a suceder como en Los vengadores, optando por un papel muy por debajo de sus capacidades que desaprovecha su talento.

Star Trek Beyond es la película más equilibrada de la nueva trilogía. Desde el reinicio de Abrams, las películas de Star Trek combinaban acción y humor con resultados dispares, cayendo en lo que ya viene a ser un tópico desde hace tiempo: el abuso de CGI en general y en las escenas de acción en particular. Como si una escena se justificase sólo por la espectacularidad de sus efectos digitales y no por lo que aporta a la trama. Justin Lin consigue equilibrar todos estos elementos, sin rennciar a ninguno, logrando una película muy entretenida.

Otro de los puntos fuertes de la película es la buena dinámica que existe entre sus personajes, llegando a formar parte importante de la trama. Parece más propia de una serie de televisión, con tiempo para desarrollar complicidades entre personajes, que de una película, aunque pertenezca a una larga saga. Si las películas de Star Trek siguen por esta línea, no me bajo de la nave. ¡Velocidad absurda!

'Oblivion': el futuro se parece a Ikea

Entre 2013 y 2014 Tom Cruise encadenó dos cintas de ciencia ficción y acción, Oblivion y Edge of Tomorrow. Ambas son la cara y la cruz de una misma moneda. Lo que en una funciona, en otra es un completo desastre.

Desde 2001, el futuro siempre es un lugar aséptico de tonos claros. Parece el siguiente paso evolutivos: del homo sapiens al Ikea, con sus muebles minimalistas. En Oblivion la ambientación y la fotografía tiene ese estilo precisamente: Tonos blancos y líneas claras.

Oblivion es la historia de Jack Harper, un técnico reparador de drones. La Tierra fue atacada por una raza alienígena, los carroñeros. Se consiguió ganar la guerra, pero el planeta quedó contaminado. La humanidad emigró a Titán, pero todavía necesitan algunos recursos de la Tierra, como el agua. Harper se encarga de supervisar y arreglar  los drones que se encargan de proteger esos recursos de los carroñeros que todavía quedan. Harper no trabaja solo. También está su mujer con él. Ambos han sido sometidos a un borrado de memoria por cuestiones de seguridad y esperan unirse pronto al resto de supervivientes en Titán.

Hacia la mitad de la película la historia da un giro. No todo es lo que parece: ni su mujer es su mujer ni trabaja para la humanidad. Sin saberlo, está trabajando para el verdadero enemigo, que nunca fue destruido. Hay alguna sorpresa más. El problema de la película es que se ven venir, y no termina de aprovechar todo el potencial. Otra película similar en cuanto al giro, Moon, sí supo aprovecharlo y plantear temas interesantes, utilizando ese recurso como medio y no como fin. No se trata (sólo) de querer sorprender al espectador, también tiene que aportar algo argumentalmente. A pesar que la segunda mitad la película se encasquilla y tira por lo fácil, con escenas de acción, explosiones y mucho CGI, Oblivion es una película entretenida que se deja ver.

'Surrogates': la tecnofobia al poder

Surrogates o Los sustitutos, como fue llamada en España, es una película de acción y ciencia ficción dirigida por Jonathan Mostow y protagonizada por Bruce Willis. La película, estrenada en 2009, está basada en el cómic The Surrogates.

Ambientada en un futuro cercano, la humanidad está recluida en sus casas y sólo interactúa con el medio a través de robots. Además, estos robots son imágenes idealizadas de sí mismos. Todos son altos, guapos, musculosos... En este mundo que nos propone Surrogates la gente real no sale de casa, ni siquiera interactuán entre ellos de manera real, sólo con sus avatares. Mostrarse como uno es, es motivo de vergüenza.

Bruce Willis protagoniza a un policía que investigará una serie de crímenes relacionados con los robots y la tecnología que los hace funcionar. Si la utilización de un robot como avatar permitía a su dueño evitar potenciales peligros, los nuevos crímenes contra robots no sólo destruyen a éste sino que también acaban con su usuario, licuando su cerebro. También se nota la influencia de Philip K. Dick en cuestiones como la identidad, el quién es quién. Si un robot lo puede manejar cualquiera, ¿cómo sabes con quién estás hablando?

Aunque revestida de modernidad, Surrogates lanza un mensaje tecnofóbico y conservador. La rebelión de las máquinas como trasunto de la otra revolución es un lugar común muy manido. Surrogates, lejos de explorar la premisa de la que parte decide condenarla desde el principio, convirtiendo a la película en una serie de escenas de acción intercaladas en una trama policial que nunca llega a ser muy interesante. Todo para saber lo que ya nos dejaban claro al principio: las máquinas nos hacen menos humanos.

'Edge of Tomorrow': el Día de la Marmota

Basada en la novela All You Need is Kill del japonés Hiroshi Sakurazaka Edge of Tomorrow es una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años. No es Interstellar ni pretende serlo, sólo es una película sin más pretensiones que entretener, pero muy bien hecha. Para eso cuenta con un reparto solvente, donde destacan los dos protagonistas, Tom Cruise y Emily Blunt.

En Edge of Tomorrow la Tierra es invadida por una raza extraterrestre. Tom Cruise interpreta a un militar que nunca ha entrado en combate. Cuando lo hace, en una gran ofensiva militar, acaba muerto, pero su sangre se mezcla con la sangre alienígena, permitiéndole reiniciar el día otra vez y recordar todo lo ocurrido. De esta manera conoce a Rita Vrataski (Emily Blunt), a la que también le pasó lo mismo, pero una trasfusión de sangre le ha hecho perder sus poderes. Juntos deberán repetir una y otra vez el mismo día hasta que sean capaces de llegar hasta mosntruo final, también con la misma capacidada, y acabar con él y con la amenaza que representa para la humanidad. Este bucle temporal en el que se ven atrapados los personajes convierte a Edge of Tomorrow en una especia de Día de la Marmota con extraterrestres, y la combinación de estos elementos no le sienta nada mal. También tiene un humor que ayuda a aligerar el tono de la película, ayudando a que no caiga en lo pretencioso.

Además de su falta de pretenciosidad, es una de las pocas películas de acción que no abusan en exceso del CGI. Muchas veces, esto se ha convertido en un fin, no en un medio, dando lugar a escenas que sólo forman parte de la película por su espectacularidad, y no por lo que aportan a la trama. Edge of Tomorrow es bastante consciente de esto y sólo busca contar una historia sencilla y entretenida.

'Looper': cerrar el círculo

Looper es una película de ciencia ficción dirigida por Rian Jordan y protagonizada por Joseph Gordon-Levitt, Emily Blunt y Bruce Willis. Ambientada a mediados dels siglo XXI, Looper nos muestra un futuro distópico, a medio camino entre los cielos nublados de Blade Runner y una película de cine negro.

En el 2074 se inventa la máquina de viajar en el tiempo, pero queda prohibido utilizarla. Sólo las organizaciones criminales usarán la máquina para deshacerse de aquellos a los que quiere muertos. Las víctimas son mandadas al pasado donde los loopers se encargan de asesinarlas. A cambio, estas transportan en se espalda un pequeño cargamento de lingotes de plata como pago por los servicios rpestados. O lingotes de oro. los loopers firman un contrato por treinta años, momento en el que serán mandados al pasado para que su yo de ese pasado les liquide. A cambio, los lingotes serán de oro y el círculo se habrá cerrado. En este futuro también hay hombres y mujeres con poderes telequinéticos.

[SPOILERS] Joe Simmons es un looper más que se ve perseguido por su propia organización cuando su yo del futuro consigue huir de él. La historia se centra entonces en las consecuencias de los viajes en el tiempo y de las paradojas que pueden surgir. El Joe del futuro quiere matar al gran capo mafioso responsable de la muerte de su mujer cuando aún es un niño, modificando así el futuro. La paradoja está en que es el propio Joe del futuro el causante de convertir a ese niño en lo que realmente será cuando crezca, asesinando a su madre. La salida que toma el Joe del pasado es suicidarse para cambiar el futuro.

La película apunta algunos temas interesantes que no llega a desarrollar, como ese futuro distópico que sirve como paisaje. También adolece de una cierta falta de coherencia en el desarrollo del personaje de Joe, que pasa de asesino y drogadicto a sacrificarse por una mujer y su hijo. Tampoco se explica por qué los loopers firman por treinta años ni por qué deben ser ellos los encargados de cerrar el círculo asesinándose así mismos, lo cual conlleva el riesgo que desencadena toda la trama: el no querer morir. No obstante, la película está bien narrada y se agradece el esfuerzo de querer contar algo distinto.

'Warcraft:The Beginning', el inicio de una saga

Adaptar cinematográficamente un videojuego nunca suele ser fácil y depende en gran medida del tipo de videojuego. Warcraft no es diferente  otras adaptaciones. Una de las cosas que más paga la película es el planteamiento en exceso abierto para otra secuela. El plan es crear una saga de películas basadas en el videojuego que sean independientes y funcionen fuera de éste.

El control de Duncan Jones, el director, sobre la propia película, parece haber sido mínimo. Duncan Jones mostró su estilo y buen hacer en Moon y Source Code, películas de presupuesto más que ajustado, sobre todo la primera. Sin embargo en Warcraft no se nota mucho su mano.

La película narra narra la gurra entre orcos y humanos. Los primeros abandonaron su planeta consumido y emigraron al planeta de los humanos Pero si no quieren que éste acabe con el suyo, deberán aliarse para derrotar al verdadero enemigo. El metraje de la película es excesivamente largo para lo que cuenta, y sin embargo se nota demasiado que han recortado escenas. Con lo fácil que sería hacer películas de hora y media y recortar escenas de acción llenas de CGI que no aportan nada a la tramaa. Para colomo, Travis Fimmel, que encarna al protagonista humano, demuestra una vez más que sólo tiene un registro como actor. Dependiendo del papel, canta más la cosa o menos.

Warcraft es lo que es, una película épica y de acción bastante blanca, pero entretenida. Maniquea, los personajes son bastante planos por necesidad. No hay que esperar personajes llenos de matices enfrentados a grandes dilemas morales. En Warcraft los personajes son funcionales a una trama bastante sencilla. Lo mejor de la película es que no se han estrellado con la adaptación; lo peor es que tampoco han conseguido una película memorable, lo cual no sería una pega si sólo pensasen rodar una película, pero todo apunta a saga.


'Zombie Island': colegialas con AK-47

Es difícil encontrar obras que te sorprendan dentro del subgénero de terror zombi, más teniendo en cuenta el auge que ha tenido en los últimos años. A pesar de la profusión de obras con la misma temática han sido pocas las que han conseguido salirse del cliché y los tópicos del género. La que más ha trascendido ha sido Guerra Mundial Z, con su estilo realista y periodístico, dándole una respetabilidad al género. No en vano se suele recomendar como «la novela de zombis para aquellos que no leen novelas de zombis». Otra obra que sobresale por encima de la media es Zombie Island, escrita por David Wellington, y que forma parte de la Trilogía Zombie. Utiliza y cae en casi todos los tópicos del género, pero lo hace una manera autoconsciente. No llega a ser una parodia, ni el hecho de su propia auntoconsciencia disculpa sus propios errores, pero sí es una obra que no engaña: ofrece lo que ofrece y nada más.

Zombie Island tiene dos tramas paralelas que convergen hacia el final de la novela. En la primera el protagonista es Delkab, un inspector de la ONU, que después del apocalipsis zombi se ve atrapado junto a su hija en Somalia. Allí será capturado por un ejército de mujeres somalíes cuya líder padece SIDA. Delkab será reclutado forzosamente con el objetivo de conseguir los medicamentos retrovirales que necesita la líder. La búsqueda de estos le llevará al cuartel general de la ONU en Nueva York, una ciudad atestada de millones de zombis. Conseguir los medicamentos no será fácil. En la segunda trama el protagonista es Gary, un médico que pierde la esperanza y decide convertirse en zombi. Eso sí, lo hace conectado a máquinas médicas que sigan suministrando sangre y oxígeno a su cerebro, de manera que cuando despierte no sea sólo una cáscara sin voluntad. Descubrirá que conservar la conciencia le abre la puerta a poder controlar a los demás zombis.

Zombie Island es una novela corta, nada que ver con algunos tochos que se han publicado, donde la trama avanza de una manera ágil. Es puro pulp. Hay colegialas somalíes con AK-47, momias egipcias, un druida y muchos, muchos zombis. Ya están tardando en hacer una película.

'The Crazies': el 'remake' definitivo

Como ha sucedido en otros campos, especialmente el de la literatura, el cine también ha experimentado el auge de películas de zombis/infectados. En líneas generales, muy poco originales la mayoría. The Crazies, estrenada en 2010, era otra más, que además cargaba con el sambenito de ser un remake de Romero. Además, está dirigida por Breck Eisner, director de Sáhara y otras películas olvidables. Y apesar de que todo apuntaba a un fracaso absoluto, The Crazies es más que una película correcta sobre zombis/infectados.

La película narra la caída en el caos de un pueblecito del Medio Oeste americano cuando sus vecinos son contaminados por un virus y convertidos en zombis. Añade el componente, muy de los noventa, de la conspiración gubernamental. El gobierno quiere probar un arma bacteriológica pero el avión donde la trasporta sufre un accidente y acaba estrellado en un río junto a un pequeño pueblo. Como dice uno de los personajes, "era el pueblo equivocado pero da igual". El primer tercio de la película desarrolla esta idea, el comienzo de la plaga y el descubrimiento de la conspiración gubernamental. Timothy Oliphant (Justified, Deadwood) y Radha Mitchell (Silent Hill, Surrogates) son los protagonistas; él el sheriff del pueblo, ella la médica. Tratarán durante toda la película de escapar de las manos de los soldados enviados para exterminar al pueblo y de sobrevivir sin contagiarse a la plaga zombi.

La película sacrifica el contenido más político de la original de Romero en aras de un mayor dinamismo. Y no resulta mal. El caso de The Crazies resulta ser el mismo que el de El amanecer delos muertos. Una actualización más estética que otra cosa a una nueva época, desechando las partes más políticas o de contenido social.
The Crazies es una película que sorprende, entre otras cosas, por mantener un buen ritmo durante toda la película. No es fácil, y uno de los mejores ejemplos es la serie de televisión The Walking Dead, a la que le suele encontrar el equilibrio entre lo contemplativo y la acción. En The Crazies no hay tregua, que diría Barricada, lo que unido a su corta duración, no más de hora y media, hace que la película se pase en un suspiro.












'Lost', sexta temporada

Se suele hablar mucho del final de Lost, que genera mucha división entre los fans, pero en general se olvida de donde viene. Desde la tercera temporada la serie entró en una huida hacia delante, tremendamente entretenida por momentos, pero bastante incoherente e incosistente con el relato de las primeras temporadas. Viajes en el tiempo con unas reglas que se incumplen cuando es necesario, reglas sobre la isla que cambian según convenga en ese momento... la coherencia interna de la historia hace tiempo que se convirtió en un animal mitológico para los guinistas de Lost.

La serie tenía algún toque místico al principio, sobre todo en el personaje de John Locke, pero con el devenir del tiempo esta característica se hizo más importante hasta abarcarlo (casi) todo. La idea del destino y su conflicto sobre el libre albedrío de los habitantes de la isla hace tiempo que flotaba en el ambiento. Unido al maniqueísmo en el que cayó la serie en estas últimas temporadas, se puso demasiado intensa, tomándose demasiado en serio y bordeando el ridículo en muchas ocasiones. ¿La excusa argumental? Ahora la isla es un lugar sagrado que hay que proteger, la luz no debe caer en malas manos. Al hacer girar todo sobre esta premisa, muchas explicaciones a los misterios de la isla son bastante frágiles, cando no directamente infumables.

La sexta temporada fue el punto y final de una serie que empezó siendo algo bastante distinto a como acabó. El misterio se usó como excusa para contar una historia maniquea sobre redencionel personales en medio de un debate sobre el libre albedrío. El final de Lost, siendo bastante mejorable, es coherente con esta etapa final de la serie. Lo que desluce a la serie no es el final, son los derroteros que tomó temporadas atrás.

'Kwaidan: cuentos fantásticos del Japón'

Kwaidan: cuentos fantásticos del Japón es una recopilación de relatos de fantasía y terror del folclore japonés recogidos por Lafcadio Hearn. La vida del propio Hearn da para otro libro. De padre irlandés y madre griega, nació en una isla Griega. Ya de adulto, como periodista, su vida fue igual de itinerante, hasta que se asentó en Japón a finales del siglo XIX. Allí se casó con la hija de un samurái venido a menos y se ganó la vida como profesor de inglés. Esta experiencia japonesa y su aculturación a Japón dio como resultado esta recopilación de relatos.

Kwaidan: cuentos fantásticos del Japón es la mejor manera que un occidental tiene (o tenía) de acercarse a ese mundo extraño que era y es Japón. Si en términos generales a principios del siglo pasado era casi todo lo que se desconocía de Japón y su cultura, con mayor motivo su folclore era algo totalmente ajeno para Occidente. La labor y el valor de la obra de Lafcadio Hearn fue recopilar un conjunto de relatos y leyendas que dieron a conocer ese folclore en Occidente. Casi cien relatos da buena cuenta de ello. Tampoco hay que perder de vista que lo que se nos ofrece es una visión muy particular, occidentalizada, de ese folclore. No es algo criticable, de hecho es casi inevitable, pero conviene tenerlo en cuenta.

Para los amantes del género fantástico y de la cultura japonesa Kwaidan: cuentos fantásticos del Japón es una obra que satisfará su gusto y curiosidad. Existen varias ediciones, la clásica de Alianza Editorial y la más completa de Valdemar. Cualquiera de las dos vale. También existe una versión cinematográfica de 1964, dirigida por Masaki Kobayashi, que adapta cuatro de los relatos recopilados por Hearn. Película o libro, o película y libro, son un buen acercamiento al Japón sobrenatural.




'Sin noticias de Gurb': novela ligera

Una parte importante de la obra de Eduardo Mendoza tiene más relevancia como documento histórico que como obra literaria.Sin noticias de Gurb no es una excepción. Cuanta más perspectiva temporal tenemos, más fácil es apreciar este efecto. Una cosa es que una obra sea producto de su tiempo, comono podría ser menos, y otra distinta es que quede al descubierto su escaso valor literario. Sin noticias de Gurb es como Mortadelo y Filemón: puede tener éxito fuera pero hay una serie de claves que se te escapan si no manejas todos los referentes.

Sin noticias de Gurb es la historia de un extraterrestre en busca de Gurb, otro extraterrestre. Para hallarlo, éste tomará la forma del conde-duque de Olivares, de Marta Sánchez, de Paquirrín... mezclando referencias de la cultura popular del momento y un humor surrealista con el paisaje de la ciudad de Barcelona de fondo.

Sin noticias de Gurb suele ser, o solía ser, la recomendación literaria para aquellos que no leen mucho. Además se destacaba mucho su surrealista sentido del humor, como un sketch de Faemino y Cansado. Leída ahora, ni es tan graciosa ni invita tanto a la lectura como pudiera parecer a algunos. Es, claramente, una obra menor dentro de la producción literaria de Eduardo Mendoza, ya de por sí llena de obras menores. Sin embargo, al ser tan breve, la lectura se hace amena. Sin noticias de Gurb no deja de ser una novela ligera para pasar el rato.



'El archivo de Sherlock Holmes': punto y final

El archivo de Sherlock Holmes es el último libro escrito por Conan Doyle sobre el detective más famoso de todos los tiempos. Luego vendrían más libros, algunos con el beneplácito de la familia y otros directamente piratas, pero el canon holmesiano se cierra aquí. Publicado en 1927, tres años antes de la muerte de Conan Doyle, El archivo de Sherlock Holmes está compuesto por doce nuevos relatos, la mayoría de ellos ya publicados anteriormente en revistas antes de ser recopilados en este volumen.

Los relatos de El archivo de Sherlock Holmes se centran en la época dorada del detective y su acompañante. Sherlock Holmes desarrolla su trabajo en el último tercio de la época victoriana, aunque hay algún relato que lo saca (no en esta recopilación) de su retiro para luchar por su país. Conan Doyle nunca se preocupó de hacer evolucionar a sus personajes. Watson se casa tres veces y enviuda dos, pero no tiene más efecto en él que ver menos a su amigo Sherlock. Sí hay dos relatos donde Conan Doyle se permite jugar un poco más. Son El caso del soldado de la piel blanqueada y La aventura de la melena de león, ambos escritos desde la perspectiva de Sherlock Holmes y no desde la de Watson. Y aunque interesantes por lo que suponen de novedad, es la propia novedad el origen de sus fallos. Conocer los casos a través de los ojos de Watson permite a este ser el contrapunto de Holmes y sorprenderse como se sorprende el lector al seguir el desarrollo de la mente deductiva de este.

El archivo de Sherlock Holmes no contiene los mejores ni más conocidos casos de Holmes. O das por casualidad con el libro o es que ya te has leído todo lo que publicó Conan Doyle sobre el detective y sólo te resta este volumen. En cualquier caso, Sherlock Holmes sigue siendo Sherlock Holmes.

'La caída de Hyperion': la epopeya

La caída de Hyperion es la continuación de la epopeya empezada por Dan Simmons Hyperion. Dividida por una decisión editorial la segunda parte fue publicada tan sólo un año después, en 1990, continuando con las aventuras de los peregrinos en el planeta Hyperion y la lucha entre la Hegemonía, el Tecnonúcleo y los Éxters.

Esta segunda parte está escrita, en el plano formal, de una manera más convencional, pero no menos brillante. Si en Hyperion Dan Simmons jugaba con distintas perspectivas y voces narrativas, ofreciendo un mosaico de distintos géneros con tramas que encajaban perfectamente en la historia que estaba contando, La caída de Hyperion es una narración lineal y mucho más convencional en cuanto al estilo.

Si en la primera parte era complejo seguir algunas tramas por la cantidad de datos que aportaba Simmons, esta segunda sólo los desarrolla. Comenzar la historia in media res con un montón de pequeños detalles que al principio se nos escapan al final tenía su recompensa en Hyperion. La caída de Hyperion no iba a ser menos, ya que aunque no aporta muchos más elementos y detalles sí resuelve satisfactoriamente las tramas abiertas en el anterior volumen. Y tiene mérito, porque no son pocos los hilos con los que juega Dan Simmons. Lo fácil, en otros casos, hubera sido caer en el caos más absoluto.

La caída de Hyperion, como su predecesora, desarrolla muchas ideas. Se habla de identidad, de política, de viajes temporales, de multiculturalismo, de religión, de filosofía... Es una novela total, genialmente escrita y tremendamente entretenida.




'Solos': zombis árticos

Literatura sobre zombis hay mucha y, en general, de una calidad muchas veces más que dudosa. Por eso atreverse con algunos títulos con la única referencia «es que es de zombis» puede llevar a muchas decepciones. O a alguna que otra grata sorpresa. Solos, de Adam Baker, pertenece al segundo club.

Un virus que convierte a las personas en zombis asesinos acaba con la civilización. Una pequeña tripulación de una plataforma petrolífera situada en el Ártico, quiere volver a casa antes de que se les acaben los recursos. Ésta es la premisa inicial de Solos, a la que Baker le saca bastante partido. Como en La cosa o Alien, el octavo pasajero, hay un grupo de gente atrapada en un espacio cerrado en medio de un medio hostil. La tripulación de la pataforma gradualmente, conforme el virus hace estragos, acaba aislada del mundo. Los recursos de los que dispone se agotan, y no cabe esperar otro barco con nuevos recursos. Están solos y deberán sobrevivir al fin del mundo por su cuenta.

Solos pertenece a ese subgénero de infectados, zombis que son tales debido a un virus. Aunque el origen del virus que se da en la novela no llega a ser muy convincente, la manera de contagiarse sí. Los infectados desarrollan un tipo de filamentos metálicos y el más leve contacto con estos acaba en infección. Baker, que utiliza distintas perspectivas y puntos de vista durante la novela, se atreve con una de las infectadas, en lucha permanente por conservar su conciencia y no unirse al rebaño de infectados.

Uno de los aciertos de la novela es la protagonista. Baker escoge como líder a una mujer, Jane Blanc, pastora protestante que en el primer capítulo intenta suicidarse por culpa del gran complejo que tiene con su cuerpo. Luego la historia sigue los clichés de autosuperación y de convertir a una persona normal en alguien excepcional, pero el principio es original.

La novela tiene dos partes diferenciadas: la primera, sobre el progresivo aislamiento del resto del mundo y sus consecuencias, y la segunda, más floja, sobre persecuciones varias. La primera parte es claramente la más interesante, jugando con los efectos psicológicos que la soledad y el asislamiento tienen en un grupo pequeño de gente encerrado en un espacio reducido. Poco a poco la tensión va creciendo hasta que se hace insoportable. Además, está el frío, el recuerdo de un medio hostil que no perdona. La segunda parte es la que desluce un poco más la novela, ya que el thriller psicológico, hasta ese momento muy bien llevado, da paso a una novela de acción y terror. Y a pesar de transitar por caminos muy trillados, Solos consigue sorprender y, sobre todo, entretener.

'Lost', quinta temporada

La quinta temporada de Lost es la más loca de todas, con los viajes en el tiempo y las distintas líneas temporales narradas a la vez. También es una de las más flojas en cuanto a argumento y consistencia de la trama. En sus 17 episodios se acentúa el descontrol y la inconsistencia que venían de temporadas anteriores.

Hay varias tramas en esta temporada que marcan dos objetivos fundamentales: volver a la isla pero volver en el tiempo correcto. Sayid, Kate, Hugo, John, Jack y Sun logran salir de la isla. Para proteger al resto de compañeros que han dejado atrás, inventan una historia sobre el tiempo que han estado perdidos y su rescate. Pero los acontecimientos de la isla les reclaman y la única manera de volver es hacerlo juntos. Mover la isla ha tenido consecuencias, una de ellas es que la isla ha saltado en el tiempo atrapando a Sawyer, Juliet, Miles, Jin y Faraday en 1977. De los seis que lograron escapar de la isla cinco acaban en 1977, todos menos Sun. Jack tratará de devolver a todos al presente, trastocando la vida de sus compañeros en 1977 y creando lo que conocemos como "el incidente". Una de las reglas de oro de los viajes en el tiempo en Lost es que "lo que sucedió no se puede cambiar". Pero esto es Lost, y donde dije digo, digo Diego. Sí logran cambiar cambiar lo que sucedió, pero en una realidad alternativa. Así es como comienzan los flash sideways de la sexta y última temporada, el nuevo recurso narrativo de la serie que muestra la realidad alternativa creada.

En esta temporada ya hay un anticipo de lo que acabaría convertida la serie. El maniqueísmo y el reducir todo a una lucha entre el bien y el mal con toque de filosofía New Age vendrían a explicar casi todos los misterios de la isla. Seguir viendo Lost ya sólo tenía sentido para disfrutar de las tramas alocadas a las que nos tenían acostumbrados.

'Los mitos de Cthulhu':el horror según Lovecraft

Los mitos de Cthulhu es seguramente el libro con el que muchos nos hemos iniciado con la obra de Lovecraft. Para los profanos es el libro del nombre impronunciable (Tulu, Katulu, Chulu, Kasjhdak...) donde sale «lo del Necronomicón ese». El libro está compuesto por relatos de distintos autores, ordenados cronológicamente en tres partes. La primera, llamada Los precursores, contiene relatos de Ambrose Bierce, Lord Dunsany, Arthur Manchen, Algernon Blackwood y H. P. Lovecraft. La segunda, titulada Los mitos, está escrita por lo que se vino a denominar el Círculo Lovecraft. Robert E. Howard, Robert Bloch, Henry Kuttner, el propio Lovecraft... Son los autores de los relatos centrales de esta cosmogonía. Finalmente, la tercera parte del libro, llamada Mitos póstumos, engloba unos pocos relatos posteriores a la muerte de Lovecraft escritos por August Derleth, Rampsey Campbell y Joan Perucho.

Lovecraft no es el creador del horror cósmico, pero sí le debemos a él su popularización. Lovecraft supera las formas del gótico anglosajón y de los típicos cuentos de fantasmas. El terror ya no es una cosa maniquea y antropocéntrica. La humanidad ha dejado de ser el centro de todo pensamiento para convertirse en una mota de polvo en la inmensidad del universo, sometida a fuerzas que no puede aspirar a comprender y que la superan en todos los aspectos. Aunque uno de sus discípulos, August Derleth, sí trató de modificar este aspecto, reduciéndolo a la maniquea lucha del bien contra el mal, el grueso de Los mitos de Cthulhu está impregnado de la idea nihilista de Lovecraft sobre el ser humano.

El conjunto de relatos es bastante equilibrado, lo que no suele ser habitual en una recopilación de este tipo. La selección, a cargo de Rafael Llopis, deja algunos relatos que ya había publicado Alianza Editorial en otros libros fuera de esta recopilación. De entre todos, y aunque la calidad media es alta, destacan algunos relatos como El wendigo, de Algernon Blackwood y La sombra sobre Innsmouth y La sombra fuera del tiempo, ambos de Lovecraft.

En El wendigo la idea central es que la naturaleza no es perversa, pero sí hostil con la humanidad. La criatura que llamamos wendigo es la encarnación de esa naturaleza. Está clara la influencia que ejerció en Lovecraft y en su concpeción nihilista del mundo.

La sombra sobre Innsmouth es un relato largo que contiene muchos de los elementos característicos de la obra de Lovecraft y de los Mitos. El conocimiento prohibido, la curiosidad, lo que está más allá de todo entendimiento de la razón humana, el destino inexorable... Es uno de los mejores relatos de Lovecraft. El otro, La sombra fuera del tiempo, sirve para conocer y ampliar la cosmogonía de los Mitos. Su origen, su desarrollo...

Los mitos de Cthulhu es el libro ideal para sumergirse en el mundo de horror que propone Lovecraft. Venidos de otro planeta o de otra dimensión, los relatos de Los mitos de Cthulhu son el conocimiento prohibido que nunca te querrías perder. Ph 'unglui mglw 'nafh Cthulhu R 'lyeh wgah 'ngal fhtagn.

'In Time': la revolución de Justin Timberlake

Lo que sorprende de In Time es la importante crítica social, nada disimulada, que tiene la película. Y digo que sorprende porque nadie imaginaría que una película de Hollywood protagonizada por el entonces famoso Justin Timberlake tuviese un mensaje revolucionario como pocas veces se ha visto por esos lares. Siempre ha existido un Hollywood izquierdista, cada vez más débil y menos influyente, pero ahí está: el Espartaco de Kirk Douglas, Las uvas de la ira de John Ford... y ahora In Time.

In Time es una distopía ambientada en un futuro cercano donde la inmortalidad y la eterna juventud es una realidad. Claro que un descubrimiento de ese calado, en mano de las élites, tiene graves consecuencias. La moneda de cambio ha dejado de ser el dinero. Ahora el valor de cambio es el tiempo. Cada persona tiene en el dorso de un brazo un indicador de tiempo que se activa a los 25 años. A partir de entonces necesitas trabajar para conseguir más tiempo, si no lo consigues, mueres. La mayoría de la población vive segregada en guetos. La minoría privilegiada, prácticamente inmortal, lleva una vida a todo tren sustentada en el robo del tiempo de la mayoría sometida. Justin Timberlake es un joven obrero que ve morir a su madre cuando se le agota el tiempo en su marcador, lo que servirá de toma de conciencia de clase. La casualidad hará que consiga una ingente cantidad de tiempo en su marcador, lo que le permitirá acceder al sitio donde vive la minoría privilegiada y acabar son sus privilegios.

El lastre de la película es la trama romántica. Andrew Niccol no consigue equilibrar satisfactoriamente crítica social y ciertas concesiones comerciales. En Gattaca, película que también dirigió, estos elementos están mucho mejor llevados. Las actuaciones, sin ser espectaculares, cumplen. In Time, en definitiva, es una película entretenida que hace reflexionar.

Siempre que oigo hablar de Justin Timberlake pienso en esta canción...

'El último saludo de Sherlock Holmes': Conan Doyle dice adiós

El último saludo de Sherlock Holmes, también traducido en español como Su última reverencia, es el penúltimo libro de Conan Doyle sobre Sherlock Holmes. Está compuesto por siete nuevos relatos, el último de ellos, da título al libro. En seis de ellos será Watson el narrador.

El último saludo de Sherlock Holmes es en buena medida el retrato crepuscular del personaje y su mundo. En algunos relatos de este libro, Sherlock Holmes es un detective jubilado que se ha retirado al campo para cultivar una de sus pasiones: la apicultura. Incluse llega a escribir un libro sobre el tema. Sólo abandona su retiro dorado para cumplir con su deber con la patria. En el libro también hay espacio para relatos que narran sus primeros casos, ambientados en su época dorada. Publicado en 1917, en plena I Guerra Mundial, la influencia del nacionalismo es palpable, así como su caracter propagandístico, aunque no llega a molestar.

El interés del libro está en mostranos el epílogo del personaje. Los relatos situados cronológicamente en los años dorados de la pareja Sherlock-Watson no llegan a tener demasiado interés para el lector profano. Sin embargo, el Sherlock Holmes haciendo vida de jubilado y saliendo de su retiro para combatir a los alemanes sí es más interesante. Se puede decir que, en cierta forma, sirve de cierre. Aunque en 1927 se publicaría otro libro más de Sherlock Holmes, el último, en este no hay ninguna alusión ni referencia al final de los personajes.

'El valle del terror': el Conan Doyle más negro

El valle del terror es la cuarta y última de las novelas que escribió Conan Doyle sobre Sherlock Holmes. También es la más diferente de todas ellas. Dividida en dos partes, la primera tiene como protagonistas a Sherlock Holmes y al Doctor Watson en uno de sus típicos casos, mientras que la segunda parte tiene otros protagonistas y está ambientada en otro escenario, aunque su historia complementa a la primera. Hasta cierto punto, pueden considerarse dos novelas cortas diferentes con un nexo de unión débil, ya que pueden leerse, sobre todo la segunda, de manera independiente sin que nos perdamos nada.

Conan Doyle jugó mucho con la ambientación cronológica de las aventuras de Sherlock Holmes. En El valle del terror se nombra a Moriarty, mucho antes de la aventura que acabaría en las cataratas de Reichenbach, y anuncia lo que vendría después, la lucha a muerte entre Sherlock y Moriarty.

Que El valle del terror es una de las mejores novelas de Conan Doyle lo demuestra su influencia posterior. Autores de novela negra como Dashiell Hamett la tomarían como referente, algo que se ve muy claro en Cosecha roja, que sigue el mismo esquema. Es, junto a El sabueso de los Baskerville, una de las mejores formas de iniciarse en el mundo de Sherlock Holmes.




'Soldier': Kurt Russell haciendo de Kurt Russell

La frase hecha «un reloj averiado da la hora correctamente dos veces al día» define muy bien la carrera del director Paul W. S. Anderson. Salvo Horizonte Final y la primera de Resident Evil, el resto de su producción se ha movido entre la medianía y el cutrerío más absoluto. Soldier bordea estas dos categorías.

El máximo reclamo de Soldier es su protagonista, Kurt Russell, pero también hay otras caras conocidas. Jason Isaacs (El patriota, Harry Potter) y Sean Pertwee (Horizonte Final, Equilibrium, Gotham) también forman parte del reparto, aunque en su caso es distinto, pues si bien son caras conocidas para los cinéfilos y seriéfilos, ese reconocimiento les vendría después.

Soldier es una película de ciencia ficción de serie B. En un universo distópico que sirve de trasfondo para la historia, Kurt Russell interpreta el personaje de un sodado. Como en Un mundo feliz, de Huxley, los soldados son escogidos para esta labor mediante la selección genética y el condicionamiento psicológico desde su nacimiento. Así pues, el personaje de Russell es un autómata que nunca cuestiona las órdenes de sus sueriores y que siempre cumple las misiones que le encomiendan. Hasta que llega el día en el que en una prueba se tiene que enfrentar a una nueva generación de soldados, más fanáticos, más obedientes y más fuertes que él y sus compañeros. Dado por muerto, su cuerpo, junto a más desperdicios, es abandonado en un planeta usado como vertedero. Allí aprenderá a relacionarse con otras personas y a sentir algo que hasta ese momento nunca había experimentado: empatía. Pero su vida feliz no podía durar mucho, ya que el planeta es marcado como uno de los objetivos del ejército, y Russell se verá obligado a luchar contra sus compañeros para proteger a sus nuevos amigos.

Fue un rotundo fracaso de taquilla, ya que aunque serie B, el presupuesto de la película fue de más de 60 millones de los cuales apenas recuperó 14. Soldier, en cierto sentido, fue una película prematura, con unos efectos digitales que lucen como un capítulo de Más allá del límite. Sólo unos años después el CGI avanzó una barbaridad, con efectos digitales mucho más realistas y mucho más baratos de producir. Unido a una trama bastante desaprovechada, lo único rescatable de la película es Kurt Russell haciendo de Kurt Russell.

'Lost', cuarta temporada


A estas alturas Lost era ya todo un fenómeno sociológico, pero argumentalmente estaba en un callejón sin salida. Además es la temporada que coincide con la huelga de guinistas, pasando de los habituales veintitantos capítulos a catorce. Debe de ser una de las pocas series que mejoraron con la huelga de guionistas, eliminando paja e idas de olla.

La tercera temporada supuso el agotamiento de la fórmula que la serie utilizaba hasta entonces. Tres temporadas sembrando misterios, muchos resueltos a base de otros misterios más grandes, cada vez iba siendo más insostenible. Los creadores de Lost decidieron tirar por la calle de en medio y, en vez de darle cierta coherencia al relato, dieron rienda suelta a tramas y misterios cada vez más increíbles. A veces se suele apuntar que Lost quedó deslucida por su capítulo final cuando, en verdad, ese capítulo final viene a cerrar unos despropósitos que se iniciaron bastante antes.

Esta temporada introduce a varios personajes y varias reglas nuevas que, como siempre en esta serie, están para saltárselas. Los personajes de Faraday y Miles se incorporan al reparto, siendo lo más destacado hasta ese momento. Reaparece Michael, del que no sabíamos nada desde que huyó con su hijo Walt en el final de la segunda temporada. También forma parte de esta carta temporada uno de los episodios más recordados de la serie, La constante, dedicado al personaje de Desmond.

En ese rizar el rizo que caracterizó a Lost, se hace la primera alusión al templo de la isla y a mover la isla. Nunca importó mucho la propia coherencia interna, pero en esta temporada la serie se revela como lo que es: un gran truco de magia, artificios que nos mantenían enganchados a la pantalla. Y hay que reconocerle el mérito de cómo sabían dosificar la trama y plantar esos gigantescos cliffhangers al final de cada capítulo, deseando que llegara la semana siguiente para saber cómo se resolvían. Todavía quedaban dos años más de "engaños" para el que los quisiera disfrutar.






'Interstellar': la epopeya de Nolan

Cada cierto tiempo el mundo del cine vuelve al género de las naves espaciales de una manera más o menos realista. Lo hizo con Gravity, la película de Cuarón estrenada en 2013, una película que sin dejar de ser entretenida el contenido no acompaña al continente, y repitió en 2014 con Nolan y su Interstellar. En este caso, y pese a las perpetuas acusaciones al cine de Nolan como pretencioso, el contenido acompaña a la magnífica factura técnica de la película.

Si 2001: Una odisea del espacio era producto de su época (recordemos que se estrenó en 1968), Interstellar también lo es. En un futuro no muy lejano, el clima de la Tierra cambia y amenaza la propia supervivencia de la humanidad, abocada a la extinción. La única esperanza es un agujero de gusano que se abre misteriosamente cerca de Saturno. El plan A consiste en explorar los mundos tras ese agujero de gusano y resolver la ecuación que permita trasladar a la humanidad hasta allí; el plan B es explorar esos mundos y colonizar un planeta habitable gracias a los embriones que llevan consigo los exploradores, dejando a la Tierra y a la humanidad morir.

La película tiene dos ejes maestros: la importancia del amor y el destino de la humanidad lejos de la Tierra. El primero, a veces un poco ñoño, es el amor paternofilial entre dos de los protagonistas, Cooper y Murphy. El segundo es la idea de que la humanidad nació en la Tierra pero no tiene por qué morir en ella. Gracias a ese primer eje Nolan consigue vender o hacer digerible el segundo eje, pura ciencia ficción dura, logrando un equilibrio que se mantendrá durantetoda la película.

Lo más flojo de la película es el epílogo final. Nolan quiere reforzar el mensaje de su película, por si alguien se ha perdido y no ha quedado claro del todo. Se agracede que no se marque un viaje lisérgico como Kubrick, pero su tono más tranquilo y calmado no está a la altura de la épica anterior. Aún con este pequeño pero, Interstellar es una epopeya increíble, la epopeya de la humanidad por cumplir su destino y ver las estrellas. Además Nolan consigue lo imposible: que me guste una película con Matt Damon como actor.









'El regreso de Sherlock Holmes': la resurreción exitosa

Conan Doyle, muy a su pesar, acabó devorado por su propio personaje. Con un pueblo cada vez más alfabetizado, matar al protagonista más famoso de la publicación The Strand Magazine tuvo sus consecuencias: Conan Doyle se vio obligado a recuperar a Sherlock Holmes. Es en buena medida lo que hoy les pasa a Patrick Rothfuss y George R. R. Martin, acosados por sus propios fans para que acaben de escribir sus sagas (Georgie, si lees esto... ¡¡¡ponte a escribir!!!).

En Las memorias de Sherlock Holmes Doyle mató a su personaje haciéndole caer por las cataratas de Reichenbach, recuperándolo para una aventura anterior a este suceso en El sabueso de los Baskerville. Sin embargo, el autor se resistía a escribir más relatos del famoso detective privado, hasta que harto de aguntar el acoso de sus lectores (hasta su madre le dio la murga), lo resucitó.

El regreso de Sherlock Holmes son trece nuevos relatos sobre el ingenioso detective y su compañero. En el primero de ellos, La casa deshabitada, se da una peregrina explicación sobre la vuelta a los vivos de Sherlock Holmes y sus motivos para simular su muerte. En cualquier caso, la explicación es lo de menos, su resurrección, como en el caso de esos cantantes melódicos que siempre se están retirando y volviendo a escena, fue todo un un éxito. Todavía llegarían dos libros de relatos y una novela más para completar el canon holmesiano.

'Lost', tercera temporada

La tercera temporada de Lost es una temporada de transición hacia otro tipo de serie. En gran parte es un cambio motivado por el tipo de serie que es: gran planteamiento inicial, un montón de misterios que nunca se resuelven o si lo hacen es por sembrar otro misterio más grande, uso de técnicas narrativas poco vistas en televisión... Las dos primeras temporadas es lo que da de sí esa serie, a partir de esta tercera temporada hay que elegir otro camino para continuar la historia.

Es en esta temporada donde comienzan los viajes en el tiempo y se establece su regla fundamental: como en la saga Destino Final, no se puede escapar del destino. Por otra parte, es un concepto muy yanqui esto del destino manifiesto. Paulatinamente, una serie de misterio con toques de ciencia ficción se acabará convirtiendo en lo contrario: una serie de ciencia ficcióncon toques de misterio.

Se amplía todavía más el universo de la isla. No sólo eso, sino que se añade otra isla más. Conocemos más de "los otros", de la Iniciativa Dharma, aparecen personajes como Alpert (o Eyeliner) y Withmore... También conocemos mucho mejor al líder de "los otros", Benjamin Linus. Con este personaje sucede una cosa curiosa. Siempre se lo ha considerado como un líder maquiavélico, entendiendo por eso a una persona astuta que siempre consigue sus objetivos, aunque no de manera lícita. Sin embargo, desde que se introduce su personaje, Linus ha estado en una constante huída hacia delante motivada por sus pésimas decisiones. You know nothing, Linus.

En esa transición hacia la serie que será, aparece el primer flashforward de la serie. Agotado el recurso del flashback, que en algunos momentos llega a ser un estorbo, ya que deja de complementar la narración como hacía antes para convertirse en un añadido a ésta que no sirve para explicarla y sólo se usa de relleno, se usará este nuevo recurso narrativo, el flashforward. Junto con el not Penny's boat de Charlie es uno de los finales de temporada más recordados de la serie. También para muchos, fue el momento de bajarse de la serie al ver los derroteros que ésta tomaba.

'El club de los suicidas': diversión y entretenimiento con Stevenson

El club de los suicidas es un libro de Robert Louis Stevenson compuesto por tres relatos cuyo nexo de unión es precisamente ese club. Como muchas obras de la época, fue publicado por entregas y después editado en un sólo volumen. De hecho, forman parte de otra colección aún mayor, Las nuevas mil y una noches, también publicada por entregas. Esta colección se divide en dos volúmenes, el primero incluye El club de los suicidas y Los diamantes del rajá y el segundo El pabellón de las dunas y Los otros cuentos.

El primer relato Historia del joven de los pasteles de crema, se inicia con la visita de incógnito del príncipe Florizel de Bohemia y su mano derecha Geraldine a una taberna londinense. En este lugar descubrirán el Club de los suicidas donde, decido por el azar, cada noche se reúnen alrededor de una mesa para elegir víctima y verdugo. Para aquellos que no tienen el valor de quitarse la vida, el club es una ayuda. A Florizel, ocioso como todo príncipe, este principio le fascina al principio, pero cuando el azar le convierte en víctima ya no le hace tanta gracia. Tanto este como los dos relatos siguientes, Historia del médico y del baúl de Saratoga y La aventura de los coches de punto, es una lucha del príncipe por acabar con el club.

La idea de Stevenson de una sociedad secreta dedicada al crimen y al asesinato ha sido adapatada un par de veces al cine: la hollywoodiense Trouble for Two, estrenada en 1936 y la más fiel a los relatos, y la española El club de los suicidas, que sólo toma como inspiración la idea del club. Aunque no llegue a la excelencia de otras obras, como La isla del tesoro y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, El club de los suicidas resulta una lectura amena y entretenida.

'La luna es una cruel amante': el sueño húmedo de Heinlein

Publicada en 1966, La luna es una cruel amante es una de las novelas más conocidas de Robert A. Heinlein, junto a Starship Troopers y Forastero en tierra extraña. También se trata, seguramente, de la obra más abiertamente política de Heinlein, coqueteando con el más puro panfleto político. En otras obras existe cierto equilibrio entre la trama propiamente dicha y el contenido político que incorpora a ésta. Unido al paso del tiempo, es algo que no le ha sentado bien a la novela.

La luna es una cruel amante es la historia de una revolución, la revolución de la Luna que lleva a nuestro satélite a la independencia. La Luna es un penal y está sometido a la Autoridad de La Tierra, gobierno que rige hasta el último aspecto de la vida en la Luna. La única manera de librarse de Autoridad es la revolución. Dicha revolución tiene claros ecos de la Revolución americana, que Heinlein asocia a un ideario concreto. De ideología libertaria o anarcoliberal, Heinlein no se corta un pelo en introducirla en esta novela. La Luna, como un escenario de frontera que recuerda al Oeste, es la ambientación elegida por Heinlein para dar rienda suelta a sus postulados. Desde esa defensa a ultranza del individalismo, hasta elementos contraculturales (en aquel momento) como el cuestionamiento de la familia tradicional y de las convenciones sexuales, La luna es una cruel amante es claramente un producto de su época.

Uno de los protagonistas de La luna es una cruel amante es el profesor Bernardo de la Paz, álter ego del propio Heinlein. Ésta será la herramienta que use Heinlein para verter sus diatribas políticas. Una parte importante de la novela está dedicada a los monólogos que suelta el profesor para aleccionar a los otros protagonistas y, de paso, también al lector. Soy defensor de poner las obras en su contexto y de no prejuzgar al autor/a por sus ideas, pero se hace muy cuesta arriba leer La luna es una cruel amante cuando cada pocas páginas te encuentras con un mintin de Heinlein sentando cátedra sobre sus ideas.

'The Magnificent Seven' (2016): disparos y explosiones en el Oeste

Si vuelve Twin Peaks y existe una secuela de Padres forzosos, ¿cómo no iban a hacer un remake de un remake como es The Magnificent Seven? Los siete samuráis de Akira Kurosawa, estrenada en 1954, es una genialidad difícil de replicar. No tardaría mucho Hollywood en hacer el intento. Su versión occidental, The Magnificent Seven, se estrenaba en 1960. Dirigida por John Sturges, aunque no estaba a la altura de la película de Kurosawa, no por ello significaba que fuese mala película. Todo lo contrario. The Magnificent Seven es un clásico del western y cuenta con un reparto de lujo, con Steve McQueen y Charles Bronson a la cabeza. Esta versión de 2016 quiere seguir el mismo patrón que la de 1960, con actores como Denzel Washintong, Chris Patt, Etan Hawke o Vincent D'Onofrio. Dirigida por Antoine Fuqua, que ya había trabajado con Washintong en Training Day y The Equalizer, es una digna sucesora del remake de Sturges.
No obstante, el llevar sobre sus espaldas el peso de Kurosawa y Sturges a veces se nota demasiado. La película de Fuqua no pasará a la historia como un clásico, eso seguro.

A pesar de los aciertos que muestra la película, hay ciertos fallos que la acaban lastrando. Hay dos fundamentales: la falta de carisma del villano y la ausencia de química entre los protagonistas. El villano podría ser una amenaza exterior, como en Kurosawa, que lo acaba retratando como si de un fenómeno atmosférico se tratara. O podría ser un villano malo malo, como el interpretado por el mítico Eli Wallach en la película de 1960. En la película de Fuqua el villano es un personaje plano que más que malvado parece gilipollas. Y soso. La química entre los personajes ni se acerca a Los siete samuráis. Hay personajes interesantes, como el de Ethan Hawke, pero otros bastante intrascendentes, como el de Manuel García Rulfo.

The Magnificent Seven es un remake correcto con algunas concesiones contenporáneas, como el gusto por las explosiones y las escenas de acción. Aún así funciona: estrellas de Hollywood en medio de explosiones, disparos, comedia y mucha acción. ¿Qué puede fallar?


'Lost', segunda temporada

Entre la primera y la segunda temporada hay una cierta unidad narrativa que se rompe en las sucesivas temporadas. También exite una coherencia interna en el relato: Lost es una historia fundamentalmente de misterio. Como en la anterior temporada, siguen jugando con el espectador, dando más datos e introduciendo elementos y personajes nuevos, pero conservando el mismo tono y estilo.

Con la voladura de la escotilla, descubren dos cosas: a Desmond, uno de los secundarios más carismáticos de la serie, y la Iniciativa Dharma. Desmond es junto a Linus, que también aparece por primera vez en esta temporada, uno de los personajes más queridos por los fans de la serie. La escotilla, que conduce a un búnker, descubre a los protagonistas la existencia de la Iniciativa Dharma. Es uno de los momentos más importantes de la serie porque amplía el universo de la isla. Si hasta entonces todo apuntaba a una isla casi deshabitada del Pacífico, descubrimos que es más grande y hay más gente. Esto se les acabaría yendo de las manos en temporadas venideras, con gente entrando y saliendo de la isla a placer y ésta convertida en el Marina d'Or de los misterios.

Seguimos conociendo más de los personajes de la isla gracias a los flashbacks que nos permiten echar un vistazo a sus vidas pasadas. También vemos ampliado nuestro conocimiento de "los otros". Dejan de ser sobrenaturales (en el sentido de que se parecen más a espíritus de la jungla) para hacerse humanos. Unos humanos muy misteriosos, pero humanos al fin y al cabo. Además de conocer a su líder, también se nos revela el destino de los pasajeros de cola. Aquí empieza uno de los problemas de Lost: la mayoría de secundarios, salvo contadas excepciones, duraban dos telediarios. Así pasó con los pasajeros de cola Ana Lucía y Libby, asesinadas por Michael, y el Sr. Eco, que aún sobreviviría unos capítulos en la siguiente temporada. Y también se le empiezan a ver los costurones al guión. La trama de Walt, que se nos remarca que es un niño especial, y la búsqueda por parte de su padre, Michael, al final no conducen a nada. ¿Y qué es eso de pulsar el botón cada 108 minutos? Ya empezaron con el rollo del destino y el misticismo que tanto perjudicaría a la serie después. Y John Locke, que es un peñazo de tío, el cansino.

Lost seguía siendo una serie fresca y adictiva, pero ya empezaba a dar muestras de agotamiento. Era imposible salir bien de responder a los misterios con más misterios. La bola de nieve que se había ido formando ya era gigante. Aún así, las dos primeras temporadas pueden verse como un todo desligado de lo que vendría después. Quién quiere respuestas teniendo una isla tan especial.

'Amos de títeres': que vienen los rusos

Publicada en 1951, Amos de títeres es un producto de su tiempo. Forma parte del subgénero sobre invasiones silenciosas que inauguró John W. Campbell con su novela corta ¿Quién anda ahí?, más conocida por sus versiones cinematográficas El enigma de otro mundo (1951) y La cosa (1982).

En el contexto de la Guerra Fría contra la URSS, en Estados Unidos se llevó a cabo entre 1950 y 1956 una auténtica caza de brujas impulsada por el senador Joseph McCarthy contra el considerado enemigo interior comunista. Sobra decir que esta caza de brujas sirvió para eliminar cualquier tipo de oposoción, no sólo la comunista. Cualquier atisbo de disidencia se consideraba traición. Por eso las producciones culturales de esta época están marcadas por este hecho. Novelas como La invasión de los ladrones de cuerpos (1955) de Jack Finney y su adaptación cinematográfica un año después dan buena idea del estado de paranoia y psicosis que reinaba en la sociedad estadounidense durante aquellos años. Es precisamente la novela de Finney la que más semejanzas tiene con la obra de Heinlein, el enemigo interior que silenciosa y subrepticiamente se infiltra en el país, aunque difiere en el final: en la de Finney el futuro de la humanidad es incierto mientras que en la de Heinlein la humanidad triunfa. Otro referente es La guerra de los mundos, de H. G. Wells. Pero en la obra de Wells los invasores se enfrentan abiertamente a la humanidad. Heinlein prefiera la sutileza, el enemigo que te invade sin que te des cuenta.

Amos de títeres es la historia de una invasión alieníegena. Unas babosas procedentes de Titán llegan a la Tierra y empiezan a usar a los humanos como huéspedes. Ofrecen a la humanidad una vida comunal sin sufrimiento de ningún tipo. Los protagonistas, pertenecientes a una organización secreta del Gobierno de los EEUU, lucharán contrarreloj para parar esta amenaza y deshacerse de los invasores.

La novela, metáfora de la infiltración comunista en EEUU, es un paradigma de la obra de Heinlein. Libertario y anticomunista declarado, su obra adolece muchas veces de excesivamente panfletaria, donde la trama está subordinada al adoctrinamiento que Heinlein quiere llevar a cabo con sus lectores. En Amos de títeres el subtexto, las ideas políticas de Heinlein, no están por encima del texto, la invasión alienígena. Sí, los amos son parásitos sin sentimientos ni empatía, sí, las zonas infectadas son "zonas rojas", sí, las insituciones democráticas son un obstáculo... la metáfora está clara, pero es fácil abstraerse y disfrutar de la otra historia que nos propone Heinlein, una historia de aventuras, angustiosa en algunos tramos, con la ciencia ficción de telón de fondo.


'Lights Out': el 'knock out' definitivo

Lights Out es una de esas joyitas, una serie que tras su cancelación en la primera temporada ha ido reuniendo una pequeña base de incondicionales. Sin llegar al fenómeno fan de Firefly, también cancelada tras su primera temporada, su caso se asemeja al de Rubicon. Una buena serie que no funcionó en su momento y que la cadena de turno decidió quitarse de encima con una cancelación.

La serie sigue o pretendía seguir los pasos de Friday Night Lights, una serie sobre deporte que era mucho más. Lights Out es una serie sobre boxeo, sí, pero también es un drama familiar. Al retrato nada halagüeño sobre el mundo del boxeo, en especial la parte del negocio, hay que añadir otro retrato, el de las relaciones personales del protagonista con su familia y su entorno.

Lights Out es la historia de Patrick 'Light' Leary, un exboxeador campeón del mundo arruinado. En los trece episodios de su única temporada Leary debe decidir si volver a boxear para sanear su economía (dejó el ring por su esposa, que no podía soportar las palizas que se llevaba) o aceptar trabajos de matón para un mafioso. El boxeo, desde siempre, ha sido usado muchas veces como metáfora y escenario en la cultura popular. Desde El ídolos de barro a Más dura será la caída pasando por Rocky y Toro salvaje, el mundo del boxeo es el de un ambiente decadente y oscuro, pero también lleno de valor y superación. El boxeo es(era) un deporte popular, el deporte de la clase trabajadora.
El campeón no se rinde
FX, la cadena de The Shield, Sons of Anarchy y Justified, decidió cancelar la serie dándole el 'knock out' definitvo al campeón Leary. A cambio nos dejó una temporada para no olvidar que funciona muy bien como miniserie. Un magnífico drama familiar con el boxeo como telón de fondo. No es original, cae en todos los clichés del género, pero el campeón es mucho campeón.