Adaptar cinematográficamente un videojuego nunca suele ser fácil y depende en gran medida del tipo de videojuego. Warcraft no es diferente  otras adaptaciones. Una de las cosas que más paga la película es el planteamiento en exceso abierto para otra secuela. El plan es crear una saga de películas basadas en el videojuego que sean independientes y funcionen fuera de éste.

El control de Duncan Jones, el director, sobre la propia película, parece haber sido mínimo. Duncan Jones mostró su estilo y buen hacer en Moon y Source Code, películas de presupuesto más que ajustado, sobre todo la primera. Sin embargo en Warcraft no se nota mucho su mano.

La película narra narra la gurra entre orcos y humanos. Los primeros abandonaron su planeta consumido y emigraron al planeta de los humanos Pero si no quieren que éste acabe con el suyo, deberán aliarse para derrotar al verdadero enemigo. El metraje de la película es excesivamente largo para lo que cuenta, y sin embargo se nota demasiado que han recortado escenas. Con lo fácil que sería hacer películas de hora y media y recortar escenas de acción llenas de CGI que no aportan nada a la tramaa. Para colomo, Travis Fimmel, que encarna al protagonista humano, demuestra una vez más que sólo tiene un registro como actor. Dependiendo del papel, canta más la cosa o menos.

Warcraft es lo que es, una película épica y de acción bastante blanca, pero entretenida. Maniquea, los personajes son bastante planos por necesidad. No hay que esperar personajes llenos de matices enfrentados a grandes dilemas morales. En Warcraft los personajes son funcionales a una trama bastante sencilla. Lo mejor de la película es que no se han estrellado con la adaptación; lo peor es que tampoco han conseguido una película memorable, lo cual no sería una pega si sólo pensasen rodar una película, pero todo apunta a saga.